La Comisión Europea ha respaldado una medida que impactará directamente en los autónomos: los intereses de demora que Hacienda paga cuando se retrasa en devolver cantidades indebidas deberán declararse en el IRPF como renta de la base general. Esto implica que los autónomos tributarán estas cantidades con los tipos impositivos más altos, que pueden alcanzar hasta un 45%.
Qué son los intereses de demora y cómo afectan a los autónomos
Cuando Hacienda cobra cantidades indebidas, está obligada a devolverlas junto con intereses de demora, regulados en el artículo 26 de la Ley General Tributaria. Sin embargo, estos intereses no están exentos de tributación y deben incluirse en la declaración de la renta como cualquier otra fuente de ingresos, como sueldos o pensiones.
Esto se traduce en que los autónomos y demás contribuyentes, al recibir estos intereses, ven incrementada su base imponible y, por ende, deben pagar impuestos por ellos según los tipos más altos del IRPF.
Un cambio de criterio avalado por la Comisión Europea
Aunque en el pasado el Tribunal Supremo determinó que estos intereses no debían tributar, un cambio en los magistrados de la sala propició un giro en 2023. Desde entonces, estas cuantías se consideran renta imponible en la base general.
La Comisión Europea ha avalado este enfoque argumentando que la fiscalidad directa es competencia de cada Estado miembro, siempre que no vulnere derechos fundamentales de la Unión Europea. Así, no se aprecia ninguna irregularidad legal en la tributación de estos intereses, a pesar del impacto económico que genera en los autónomos.
Los autónomos no pueden deducir gastos legales por litigar contra Hacienda
Además de tener que tributar por estos intereses, los autónomos no pueden deducir los costes legales que asumen para recuperar su dinero. La Dirección General de Tributos (DGT) ha dejado claro que los gastos derivados de contratar abogados y procuradores no son deducibles en la declaración de la renta.
Esto significa que, tras años de litigio, los autónomos deben pagar tanto los honorarios legales como los impuestos correspondientes a los intereses que reciben.
Este escenario genera una presión fiscal importante para los autónomos, que deben asumir no solo los impuestos por los intereses de demora, sino también los gastos legales y el IVA asociado. Según los expertos, esta situación no solo reduce significativamente la indemnización que reciben, sino que incluso puede llevarlos a pagar más impuestos de los que realmente perciben como compensación.
Con la resolución de la Comisión Europea, los intereses de demora seguirán tributando como renta general en el IRPF, consolidando un panorama fiscal desfavorable para los autónomos. Esta medida, junto con la imposibilidad de deducir los gastos legales, pone en evidencia las dificultades que enfrenta este colectivo al lidiar con largos procesos judiciales contra Hacienda.
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